Cursos Atencion Sociosanitaria: mediador en drogodependencias, mediador en alcoholismo, mediador en educacion afectivo sexual, malos tratos y violencia de genero, marginacion e inadaptacion social, tecnico en prevencion de drogodependencias y alcoholismo, educador hospitalario, psicologia para educadores, animador sociocultural con personas mayores, animacion y actividad fisica tercera edad
Las labores que realizan los voluntarios
cubren una gran variedad de necesidades del enfermo y los beneficios
que se desprende de esta colaboración no solo repercuten positivamente
en el paciente, sino también en el propio voluntario, la familia del
enfermo, el personal sanitario, el hospital e incluso en la sociedad. La
atención sanitaria no se centra únicamente en los aspectos somáticos
sino que también se contemplan los aspectos psicológicos y sociales del
paciente. Partiendo de esta concepción, el trabajo interdisciplinar
entre médicos, enfermeras, psicólogos, educadores y otros profesionales
de la salud se convierte en imprescindible.
En este contexto de trabajo
interdisciplinario, hay que resaltar la importancia de encajar una nueva
pieza, una nueva figura: el voluntario hospitalario. Su labor tiene
como objetivos complementar las tareas llevadas a cabo por los
profesionales de la salud y atender a las que éstos no pueden realizar.
Es decir, llevar a cabo las tareas que no son competencia de los
profesionales de la salud, pero que son imprescindibles si queremos
lograr la calidad asistencial que pretendemos.
Las tareas que pueden llevar a cabo los
voluntarios en el hospital son múltiples. La tarea que se realiza con
más frecuencia es el acompañamiento al enfermo. Concretamente, el 83 %
de las asociaciones llevan a cabo esta tarea. Acompañar al enfermo
significa estar a su lado, escucharle, distraerlo...
La segunda tarea que se realiza con más
frecuencia es la orientación al enfermo (aconsejarle, dirigirlo a
diferentes profesionales,...).
En orden de frecuencia, las tareas de
ayuda en: cuestiones prácticas (recados, gestiones, etc.) y relación
personal sanitario-paciente (actuar de puente entre enfermeras y
médicos, y paciente) ocupan el tercer y cuarto lugar respectivamente.
Un 35 % de las asociaciones afirma
realizar las tareas consistentes en ayudar en necesidades (aseo,
alimentación, etc.) y actividades lúdicas (juegos, fiestas, etc.).
Las tareas menos frecuentes son:
- Acompañamiento a la familia (estar con ella en momentos clave de la hospitalización, acompañamiento del duelo, etc.).
- Trámites burocráticos (ayudarle en las gestiones que comporta la hospitalización: el ingreso, darse de alta, etc.).
- Mejora de espacios (decoración de las habitaciones o lugares donde se llevan a cabo actividades lúdicas).
Entre las principales causas de
mortalidad, enfermedad e invalidez de conductas de riesgo que comienzan
en la juventud podrían incluirse el consumo de bebidas alcohólicas y
otras drogas y la conducta sexual que conduce al embarazo precoz y enfermedades de transmisión sexual:
- Embarazo en adolescentes: Uno de los
problemas más comunes que afecta a adolescentes jóvenes es el embarazo
no deseado. Se considera un embarazo precoz porque sucede antes de que
la mujer concluya su madurez biológica, sicológica y su formación
educacional. El embarazo irrumpe en la vida de las adolescentes en
momentos en que todavía no alcanzan la madurez física y mental.
Ruoti (M, Ruoti A, et al.: Sexualidad y
embarazo en adolescentes. Instituto de Investigaciones de Ciencias de
Salud. Paraguay: Universidad de Asunción, 1992.) plantea que el embarazo
en cualquier edad constituye un hecho biopsicosocial muy importante,
pero la adolescencia conlleva a una serie de situaciones que pueden
atentar tanto contra la salud de la madre como la del hijo, y
constituirse en un problema de salud, que no debe ser considerado
solamente en términos del presente, sino del futuro, por las
complicaciones que acarrea.
Es frecuente que estos embarazos se
presenten como una situación no deseada o no planificada, producto de
una relación débil de pareja, lo que determina una actitud de rechazo y
ocultamiento de su condición, por temor a la reacción del grupo familiar.
El embarazo supone siempre una ruptura
con su vida habitual y puede enfrentarlas a un matrimonio obligado, a un
aborto, a una adopción o a sumirse en una mayor dependencia familiar.
La causa mas importante es la falta de
educación sexual. Muchos adolescentes llegan a esa edad sin información
sobre las funciones sexuales, la relación entre los sexos y cómo se
previene un embarazo no deseado. Pero no solo es necesario información
sino valores sobre sexo, la pareja...
En los hogares no se adopta una actitud
abierta y comprensiva con respecto al sexo. Muchos padres, dominados por
mitos y temores, rehúsan la responsabilidad de formar a sus hijos en el
tema del sexo, Los jóvenes buscan información en otras fuentes, sobre
todo entre los amigos o en lecturas poco serias y nada orientadoras. La
escuela y la familia hacen muy poco por la educación sexual de los niños
y adolescentes. Se le suma la sobrevaloración del sexo que existe en la
cultura actual.
Las condiciones actuales favorecen las
tempranas relaciones sexuales. Crecen rodeados de una cultura donde la
televisión, el cine, la música, la publicidad y los lugares de encuentro
y diversión se pueblan de mensajes en los cuales las relaciones
sexuales son comunes, aceptadas y esperables. La información sobre los
métodos anticonceptivos a los que pueden recurrir es escasa y muchas
veces errónea. El creciente uso de alcohol y drogas desde edades cada
vez mas tempranas también hace su aporte negativo. Los adolescentes,
bajo los efectos de esas sustancias, están en peores condiciones para
prevenir el embarazo.
Definir lo que constituye la
delincuencia juvenil resulta ciertamente problemático. Mientras en
algunos países la delincuencia juvenil es una calificación que se
obtiene de aplicar definiciones del Código Penal cuando esas
infracciones son cometidas por menores de edad; en otros, la
delincuencia juvenil incluye una gran variedad de actos en adición a los
que se encuentran enumerados en sus leyes de fondo. De tal suerte, las
figuras estadísticas de ciertos países se encuentran artificialmente
abultadas en lo que respecta a la delincuencia juvenil, mientras que en
otros no reflejan esas figuras, sino un limitado número de conductas
desviadas.
La cuestión sobre el concepto de delincuencia juvenil nos obliga, ante
todo, a esclarecer dos conceptos: delincuencia y juvenil.
Siempre se ha considerado que la delincuencia es un fenómeno específico y
agudo de desviación e inadaptación. En este sentido, se ha dicho que «delincuencia es la conducta resultante del fracaso del individuo en adaptarse a las demandas de la sociedad en que vive»,
definición que realmente significa todo y nada, en cuanto cabe
preguntarse si se refiere a todas las demandas o a unas cuantas, y a
cuáles, y si realmente puede esperarse que toda persona, sea menor o
adulta, se adapte sin más a las demandas de una sociedad determinada.
Pese a que por influjo de la escuela clásica del Derecho penal y el
positivismo psicobiológico, ha sido frecuente considerar el fenómeno de
la delincuencia como una realidad exclusivamente individual; sin
embargo, actualmente la mayoría de los criminólogos afirman que la
delincuencia es un fenómeno estrechamente vinculado a cada tipo de
sociedad y es un reflejo de las principales características de la misma,
por lo que si se quiere comprender el fenómeno de la delincuencia
resulta imprescindible conocer los fundamentos básicos de cada clase de
sociedad, con sus funciones y disfunciones.
Teniendo en cuenta
lo que hemos expuesto, podemos citar a Herrero Herrero, quien define la
delincuencia como el fenómeno social constituido por el conjunto de las
infracciones, contra las normas fundamentales de convivencia, producidas
en un tiempo y lugar determinados.
Visto el concepto de
delincuencia, resulta necesario delimitar el adjetivo de juvenil, es
decir, ¿cuándo la delincuencia es juvenil?. Hay personas que no han
alcanzado aún la mayoría de edad (evidentemente penal), pero no en todos
los países coincide la mayoría de edad penal con la mayoría de edad
política y civil, y ello supone una frontera o barrera temporal que
tanto la conciencia social como la legal han fijado para marcar el
tránsito desde el mundo de los menores al mundo de los adultos.
Para Herrero Herrero, el término delincuencia juvenil es un concepto
eminentemente socio-histórico. Y en este sentido, Garrido Genovés define
al delincuente juvenil como una figura cultural, porque su definición y
tratamiento legal responde a distintos factores en distintas naciones,
reflejando una mezcla de conceptos psicológicos y legales. Técnicamente,
el delincuente juvenil es aquella persona que no posee la mayoría de
edad penal y que comete un hecho que está castigado por las leyes.
En definitiva, y teniendo en cuenta todo lo dicho, podemos definir la
delincuencia juvenil en España como el fenómeno social constituido por
el conjunto de las infracciones penales cometidas por los mayores de 14
años y menores de 18.
Sentado el concepto de delincuencia
juvenil, debemos diferenciarlo de otros conceptos próximos o afines,
fundamentalmente de aquellos que tienen un terreno común con la
delincuencia y que se prestan con frecuencia a la confusión, como es la
noción de conflicto social, entendido como la lucha por los valores y
por el status, el poder y los recursos escasos, en cuyo proceso las
partes enfrentadas optan por anular, dañar o eliminar a sus contrarios.
Tales conceptos son los de desviación, marginación y anomia.
Se define la desviación como el comportamiento o conducta que viola el
código normativo observado por un grupo y que éste espera sea cumplido
por el individuo, que ahora se convierte en sujeto activo de la citada
trasgresión. Todo ello es fruto de la rotura, por parte de este
individuo, con el sistema establecido.
La marginación social
puede ser entendida como la situación psicosocial en la que se ve
envuelta una persona en virtud de la insuficiencia de recursos, la
precariedad o total ausencia de status social y la exclusión total o
parcial de las formas de vida mínimamente próximas a las del modelo
prevalente en la comunidad.
La marginación no puede confundirse con situación delincuencial, aunque sí es cierto que con gran frecuencia conduce a ella.
La anomia, que etimológicamente significa sin ley, es en realidad un
caso específico de desviación, porque los comportamientos disconformes
tiene origen, en muchas ocasiones, en un contexto anómico. Es una
situación que puede surgir en periodos de rápida transformación social y
política en los que resulta difícil saber qué pautas o normas sociales y
jurídicas deber ser seguidas .Dentro de este ámbito de anomia debe
incluirse también la situación de la persona que vive a caballo entre
dos o más culturas diferentes, siguiendo unas veces las pautas de una y
otras, como es el caso de las minorías étnicas -gitanos, etc.-. Ese
alejamiento les hace propicios al reclutamiento por parte de los
responsables de la delincuencia organizada, que les escogen para llevar a
cabo actuaciones simples pero de gran riesgo, como el transporte de
drogas en su propio cuerpo.
Debemos citar que también nos
encontramos con menores delincuentes que presentan rasgos de
personalidad estadísticamente normales o próximos a la normalidad. Son
aquellos afectados por situaciones disfuncionales que no perturban de
manera especialmente anormal ni la conciencia, ni la capacidad
espontánea de decisión, ni la emotividad o afectividad. Esta sería la
categoría que englobaría a la mayor parte de los menores delincuentes,
entre los que podemos incluir, sin ánimo exhaustivo, los siguientes:
- Aquellos que llevan a cabo simples actos de vandalismo, ataques al
mobiliario urbano, etc., como consecuencia de las perturbaciones
psicobiológicas que producen la preadolescencia y la adolescencia por
motivos de desarrollo y cambio. - Los que cometen pequeños hurtos,
robos o fraudes por motivos de autoafirmación personal frente a
compañeros, creyendo suscitar en ellos admiración. - Los que
cometen delitos contra el patrimonio o la indemnidad sexual por puro
placer, siendo incapaces de resistir a sus estímulos seductores. - Los que delinquen para satisfacer meras apetencias consumistas.
Los objetivos de la ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL en residencias son:
- Organizar las condiciones necesarias para el desarrollo personal y colectivo. - Fomentar la solidaridad y el compañerismo a través de la comunicación y el trabajo grupal. - Sensibilizar sobre la importancia de utilizar educativamente el ocio y tiempo libre. - Buscar la participación en la gestión de la residencia y en la planificación y desarrollo de actividades. - Implicar a los residentes en actividades comunitarias. - Optimizar la dinámica grupal. - Diseño y desarrollo de actividades recreativas y culturales que potencien la solidaridad y cooperación. - Compensar carencias y desigualdades culturales. -
Trabajar para el crecimiento de la autoestima de los ancianos, sobre
todo, apoyando en las dificultades socioculturales que implican el
cambio de situación desde la vida laboral a la jubilación. - Crear un buen clima de intercambio de experiencias.
La Animación Sociocultural en residencias no es fácil, las
personas internadas en ellas tienen una baja autoestima y sólo parecen
interesarse por los juegos recreativos en los que participa una pareja o
un grupo reducido de personas: dominó, cartas, ajedrez, damas, etc. A
esta situación unimos que muchas residencias no tienen una adecuada
infraestructura para desarrollar actividades socioculturales en ellas.
Están más preparadas para la llegada de la muerte que para la vida
cultural. Otro inconveniente es que, normalmente, los ancianos de
residencias prefieren tenerlo todo planificado «desde arriba», con lo
que se puede complicar la participación en la gestión y planificación de
actividades... En cualquier caso, y a pesar de estas actividades, la
Animación está precisamente para que las dificultades apuntadas dejen de
serlo. Con estas actividades, no se buscan resultados cuantitativos,
sino cualificar a quien realice las actividades. Por ello, quizá más que
la actividad en sí, interesa las técnicas de animación y trabajo grupal
que utilicemos (Escarbajal de Haro, A., Martínez de Miguel López, S. ,
2003).
De los programas dirigidos a las
personas mayores, la propuesta que parece tener más adeptos es la que
quiere organizar toda una red comunitaria de servicios, asistencia,
cultura, etc., a través de animadores socioculturales y entroncada
directamente con las características del lugar.
El animador puede establecer planes concretos de desarrollo
comunitario dirigidos a la Tercera Edad por varios motivos, pero, sobre
todo, porque ese colectivo tiene mucho tiempo libre y seguramente ganas
de utilizarlo constructivamente y, en segundo lugar, porque les
permitirá seguir en contacto con las personas de su entorno comunitario,
seguir siendo parte de la sociedad (Passanante, 1983).
No olvida tampoco esta autora el apoyo y la orientación que deben
prestar, en este sentido, los medios de comunicación social,
fundamentalmente para poder hacer realidad un tipo de educación a
distancia que en lugares concretos son tan necesarios.
Diversos autores han puesto de manifiesto que la calidad de la
«Tercera Edad» dependerá, en gran medida, de la preparación educativa
para asumirla, así como para continuar en ella actividades que potencien
el desarrollo de la personalidad (Moreno, 1988). Por tanto, parece que
la finalidad general es doble: por una parte, propiciar la participación
de las personas de edad en los diversos organismos e instituciones
sociales, a fin de aumentar los procesos de democratización de la
sociedad al evitar las exclusiones que impone la jubilación, y, por otra
parte, acrecentar las posibilidades de desarrollo personal y cultural
de los componentes de este colectivo (March y Orte, 1995).
Para
realizar un programa la forma más sencilla de especificar todas las
variables que tenemos que tener en cuenta es planteárnoslo como una
serie de preguntas:
¿PARA QUÉ?: planteamiento del contexto y del problema.
¿A QUIEN?: personas implicadas como destinatarios.
¿POR QUIEN?: personas implicadas como responsables.
¿DÓNDE?: lugares y espacios en donde se realizan las actividades.
¿CUANDO?: cuadro temporal en el que se realizará (usualmente en el tiempo libre de los destinatarios.
¿EL QUÉ?: actividades especificas a llevar a cabo.
¿CÓMO?: técnicas a usar.
¿CON QUÉ?: medios e instrumentos con los que contamos.
- Los programas de animación sociocultural requieren para su diseño y
desarrollo la convergencia y coordinación de tres elementos factores o
dimensiones principales: el teórico, el procedimental y el técnico, o
expresado en términos coloquiales, los aspectos referidos al «qué», al
«cómo» y al «con qué».
- En el elemento teórico- ideológico,
estudiado en la primera parte, encuentra el programa de animación
sociocultural las señas de identidad conceptuales. Estas señas de
identidad, junto con el análisis de la realidad social o poblacional en
la que el programa se va a llevar a cabo, configuran la naturaleza del
mismo.
- El animador enfrentado a la tarea de planificar
programas de animación sociocultural dispone en la primera parte de
elementos documentales y de análisis para delimitar el «qué», el «por
qué» y el «para qué» del programa. En suma el instrumento teórico en el
que fundamentar su diseño.
- En la segunda parte hemos
respondido «al cómo diseñar los programas de animación sociocultural».
Problemas referidos no solo al cómo, si no también al cuánto, dónde,
cuándo, a quienes y quiénes están incluidos en ese «cómo diseñar los
programas de animación sociocultural».
- El objetivo de la
tercera es abordar los problemas referidos al «con qué». La abundancia
de publicaciones existentes en el mercado sobre este objetivo constituye
un fondo muy amplio y a veces contradictorio. Este fondo ofrece una
gran variedad de instrumentos metodológico y didácticos, así como
recopilaciones de técnicas.
- Ante esta abundancia plural y
multicolor de recursos tecnológicos y técnicos para desarrollar los
programas de animación sociocultural, el animador necesita disponer de
pautas y guías que orienten la selección y aplicación de la metodología o
técnica mas adecuada a cada programa.
LOS ANTAGONISTAS Los
antagonistas de la heroína -como la naltrexona, que es una substancia
que cuando se toma impide que la heroína produzca sus efectos durante
24-48 horas. Sólo valen como apoyo en ciertas ocasiones y en el contexto
de programas terapéuticos completos. La naltrexona por sí misma no
soluciona nada.
CENTROS AMBULATORIOS (CAD) Son
centros dotados de profesionales de la salud donde se prestan servicios
de atención ambulatoria a drogodependientes, familiares y amigos.
Previa evaluación de los CAD se puede acceder a otros servicios -Centros
de Día, Comunidades Terapéuticas, Unidades Hospitalarias, etc.-
UNIDADES HOSPITALARIAS DE DESINTOXICACIÓN Son
recursos médicos-asistenciales que prestan servicios de desintoxicación
física, de orientación hacia la deshabituación y de educación
sanitaria.
CENTROS DE DÍA Son
centros terapéuticos destinados a drogodependientes que han pasado la
desintoxicación física, donde se ofrecen talleres ocupacionales y algún
tipo de formación con el fin de que se reinserten en la sociedad.
COMUNIDADES TERAPÉUTICAS Surgieron
en USA a finales de los años 50. Su objetivo es la reestructuración
completa de la personalidad del sujeto, utilizando técnicas de refuerzo
positivo de las conductas deseadas mediante ascensos en la escala
social, psicoterapia individual y de grupo, relajación, deporte,
actividades realizadas en talleres, participación en tareas cotidianas,
etc.
Las Comunidades
Terapéuticas tienen sentido entendidas como un elemento más dentro de un
proceso más amplio, que incluye al menos una fase previa de acogida y
una posterior de reinserción social.
Las
Comunidades Terapéuticas son muy distintas entre sí -públicas,
subvencionadas, dependientes de alguna iglesia...-. Unas valen para unas
situaciones y otras para otras, aunque no son un remedio único y
milagroso al que hay que acudir automáticamente ante cualquier demanda
de atención, pues habrá que valorar cada caso concreto.
FAMILIAS DE ACOGIDA Son
utilizadas por algunos programas como la principal técnica en la
rehabilitación de toxicómanos. Su objetivo se basa en que el toxicómano
es un enfermo de la relación y de la no comunicación. El esfuerzo va
dirigido a sacarle de su soledad para permitirle establecer nuevas
relaciones humanas. Es un recurso casi inexistente en España.
GRUPOS DE AUTOAYUDA Por
su importancia destaca el grupo denominado «Alcohólicos Anónimos». Se
inició en 1935 en USA al reunirse ex-alcohólicos, entre los que se
encontraba un médico, para resolver su problema de alcoholismo.
Se
basa en el principio de que es entre los afectados en donde hay que
encontrar la solución. Es un drogodependiente quien ayuda a otro a
resolver su problema, con lo que se consigue que se ayude también a sí
mismo.
La técnica de
«brainstorming» es utilizada para romper prejuicios. El drogodependiente
tiene la oportunidad de aprender de personas que en un principio tenían
su mismo problema, haciendo que disminuya el sentimiento de
culpabilidad y el de desamparo. Consiste en estimular a los miembros del
grupo a que propongan alternativas a un problema planteado, partiendo
de las siguientes reglas básicas:
1. Suspender los juicios sobre las propuestas: considerar todas las ideas por absurdas que parezcan. 2. Buscar la cantidad, no la calidad. 3. Dejar vagar la imaginación, las ideas más obvias nos ofrecerán seguramente la solución más adecuada. 4.
Trabajar sobre las ideas de los demás. Utilizar las ideas escritas en
busca de nuevas asociaciones. Añadir nuevos elementos y ampliar esas
ideas iniciales.
INCORPORACIÓN SOCIAL La
medida del resultado positivo en un proceso de tratamiento de un
drogodependiente es la plena incorporación social, una vez superadas ya
las fases de desintoxicación y deshabituación, ejercerciendo alguna
ocupación, mejorando sus capacidades relacionales y estabilizando y
normalizando su vida.
Para
algunos, la reinserción significa sólo el mantenimiento de la abstemia;
mientras que para otros es la normalización del sujeto dentro del
contexto social: que tenga trabajo, vivienda, ingresos suficientes, no
delinca y que recupere los estudios y el tiempo perdido. Las recaídas
suelen atribuirse a esta falta de recursos sociales.
Algunos
profesionales piensan que la reinserción es básicamente la adquisición
de hábitos y mecanismos de defensa que permitan mantener la abstemia, y
que las demandas de otros recursos sociales implican una serie de
inseguridades que presagian la recaída, por lo que no es conveniente
establecer expectativas en relación a las mismas.
Existen seis momentos en los que la familia puede y debe intervenir ante un caso de drogodependencia en su seno; esto es:
1. Cuando existe sospecha de abuso. 2. Cuando existe certeza de abuso. 3. Cuando tiene un hijo dispuesto a dejar el consumo. 4. Cuando tiene un hijo en tratamiento. 5. Cuando tiene un hijo abstinente sin tratamiento -por abandono-. 6. Cuando tiene un hijo que ha finalizado un tratamiento con éxito.
Los
Educadores deben orientar a la familia en esos momentos,
desdramatizando, acogiendo, escuchando, apoyando, etc. Para ello serán
útiles las habilidades, informaciones y sugerencias que damos a
continuación.
Manejo de la acogida
- SABER ESCUCHAR:
La
habilidad de escuchar bien, con comprensión y cuidado, es uno de los
comportamientos más difíciles de encontrar. Por medio de esta habilidad
nos hacemos conscientes de lo que la otra persona está diciendo y de lo
que está intentando comunicarnos. A través de ella «damos información a
nuestro interlocutor» de que estamos recibiendo lo que nos dice.
Escuchar
bien implica estar psicológicamente disponibles y atentos a los
mensajes de nuestro interlocutor. Esto es un componente importante de la
habilidad, pues muchas personas parece que escuchan aunque en realidad
están distraídas y van unos pasos por delante de nosotros: están
ocupadas con lo que van a decir y les pasan desapercibidas muchas cosas
importantes como el estado emocional del interlocutor, el deseo y la
impaciencia que muestra por transmitir aquello que estaba diciendo.
Es importante saber escuchar activamente porque:
-
Te conviertes en una persona significativa y digna de confianza. Las
personas compartimos nuestras confidencias y pedimos consejos a nuestros
amigos. Y la amistad es un sentimiento que se va urgiendo
progresivamente a través de la habilidad de escuchar. - Porque la
persona que se siente escuchada se reconoce aceptada como persona, se
siente a gusto con el interlocutor y llega a tener más claridad acerca
de lo que pasa por su mente. - Porque estás dando información a tu
interlocutor de que le estás escuchando y le estimulas a continuar
comunicándose con total libertad. - Porque escuchar bien tiene la
facultad de relajarnos y neutralizar algunas respuestas emocionales de
irritación u hostilidad, nos informa de que estamos siendo entendidos,
orienta al interlocutor a enviar mensajes más claros y precisos y ayuda a
desarrollar una relación positiva con éste. - Porque te puedes
permitir llegar al fondo de los problemas que pueden atormentar a un
niño o un joven. Éstos tienden a comunicar un problema solo a aquellas
personas con las que se sienten escuchados. - Porque ser escuchado
cuidadosamente suele provocar un sentimiento sumamente recompensante en
quien está hablando o contando un problema o confidencia que promueve
afiliación y respeto hacia la escucha. La capacidad de influencia del
Educador se incremente notablemente. - Porque si escuchas es más probable que te escuchen. - Porque neutraliza los conflictos y mejora el clima social. - Porque muestras un modelo de habilidad interpersonal que va a ser observado y posiblemente imitado.
- CÓMO ESCUCHAR:
Veamos ahora cómo debemos escuchar:
1. Con disposición psicológica:
- Haciendo que nuestro interlocutor sea en ese momento lo más importante. - Siendo ávidos de información: cuanta más información dispongamos mejor podremos conducirnos.
2. Observando a tu interlocutor para...
- Identificar el contenido de sus expresiones verbales. - Identificar sus sentimientos. - Identificar el momento en que nuestro interlocutor desea que hablemos y terminemos con nuestro papel de escuchar.
3. Con gestos y con el cuerpo:
- Asumiendo una postura activa. - Manteniendo contacto visual. - Adoptando expresión facial de «atención». - Adoptando incentivos no verbales para el que habla: mover la cabeza, etc. - Tomando notas si procede. - Usando un tono y volumen de voz adecuados a la circunstancia.
4. Con palabras:
- Adoptando incentivos verbales para el que habla: «ya veo», «si, si», etc. - Parafraseando o utilizando expresiones de resumen: «Si no te he entendido mal», etc.
5. Evitando hacer otras cosas mientras escuchamos:
- Sin interrumpir al que habla. - Sin juzgar. - No ofreciendo ayuda o soluciones prematuras. - No rechazar lo que otra persona esté sintiendo. Por ejemplo «no te preocupes», «calma», etc. - No contar «tu historia» mientras la otra persona necesite hablarte. - No contraargumentar. Por ejemplo: cuando la otra persona dice «me siento mal» y tú respondes «y yo también». -
Evitar el «síndrome del experto»: Cuando alguien te plantea un
problema, tú ya tienes las respuestas, antes incluso de que esa persona
esté a la mitad de su exposición.
- CUÁNDO ESCUCHAR:
Más
importante que saber escuchar es saber cuándo hay que escuchar, porque
escuchar indiscriminadamente puede tener algunos inconvenientes. Si una
persona «habla por los codos» y deseamos que hable menos no estaría
indicado escucharla sistemáticamente. Si una persona «se queja hasta lo
indecible» y nosotros deseamos reducir este comportamiento tampoco
estaría indicado escuchar sus quejas de modo sistemático.
Hemos de
recordar que escuchar tiene efectos recompensantes para quien nos habla y
podemos inadvertidamente fomentar o fortalecer algunos comportamientos
que deseamos reducir en nuestro interlocutor.
No obstante, sí parece que puede ser adecuado utilizar la habilidad de escuchar en las siguientes condiciones:
- Cuando captamos en una persona señales verbales y no verbales que muestran deseos de querer comunicarnos algo. -
Cuando deseamos motivar al interlocutor a que hable. Si uno desea que
el otro hable más, uno ha de hablar menos y escuchar más. - Preferentemente cuando deseemos conocer a alguien o identificar un problema. - Cuando el interlocutor informa de algo que considera importante. - Cuando deseamos neutralizar sentimientos y verbalizaciones agresivas en el interlocutor. - Cuando deseamos calmar al interlocutor y promover una relación positiva. - Cuando estamos comunicando o informando de algo a nuestro interlocutor nos interrumpe o muestra señales de querer hablar.
- SINTONIZAR:
Escuchar
activamente las emociones y sentimientos de los demás es tratar de
«meternos en su pellejo» y entender los motivos de los mismos. Es
mostrar alegría con alegría. Y es mostrar que nos hacemos cargo del
impacto que le produce un problema, de los apuros por los que está
pasando, de la indefensión y de la tristeza por los fracasos, de la
hostilidad, el rechazo o el escepticismo. Es escuchar los sentimientos
de nuestro interlocutor e informarle que «nos hacemos cargo» de los
mismos. «Meterse en su pellejo» sin embargo, no significa convertirte en
un «colega», ni aceptar, ni estar de acuerdo con la posición de tu
interlocutor. Es, sencillamente, reconocer los sentimientos del
interlocutor.
Cuando escuchas activamente las emociones y los sentimientos:
-
Te conviertes en una persona significativa y digna de confianza
escuchando sus emociones y haciéndoles ver que alguien se preocupa de
ellos. - Ayudas a la persona que tienes delante a que se mantenga
abierta a soluciones alternativas a un determinado problema. Escuchando
las emociones negativas evitamos que el otro se «cierre en banda». - Se reduce la hostilidad de tu interlocutor y se crea un clima más favorable para la comunicación y la solución de problemas. - Ayudas a la persona que tienes delante a que se sienta mejor. - Muestras un modelo de habilidad interpersonal que va a ser observado y posiblemente imitado.
Cómo sintonizamos:
1. Observando cómo se siente el interlocutor y escuchando lo que dice.
- Es con el cuerpo, la cara y los gestos, y no tanto con las palabras, como se transmiten los sentimientos. - Observar con suma atención y cuidado si se desea identificar el sentimiento que te está transmitiendo tu interlocutor.
2. Con los gestos y con el cuerpo.
- Adoptando comportamientos no verbales semejantes a los del interlocutor. - Manteniendo contacto visual y adoptando una expresión facial apropiada a los sentimientos que transmite tu interlocutor.
3. Con las palabras.
-
Pronunciando una expresión de empatía: «Me hago cargo», «Te estoy
escuchando y te noto preocupado...», «Entiendo que te sientas así»...
Cuándo sintonizamos:
- Cuando el interlocutor te está expresando un problema y está afectado por el mismo. - Cuando el interlocutor muestra satisfacción u otra emoción positiva en los escenarios de comunicación. -
Cuando observas un cambio brusco de tu interlocutor en sus palabras o
en sus gestos - comienza a llorar, detiene su conversación bruscamente,
comienza a hablar más alto y de modo irritado, se levanta de la silla o
golpea con el puño,...- que denota que está bajo los efectos de un
sentimiento o emoción importante. - Cuando percibes en tu interlocutor expresiones que denotan oposición, escepticismo, ironía u hostilidad.
- PREGUNTAR:
- Cuándo comenzó el hijo/a a consumir. - Cuándo se enteraron. - Qué cosas han ido haciendo desde entonces y cómo han funcionado. - En qué momento del proceso se encuentra el hijo actualmente. - Por qué acuden a solicitar ayuda precisamente ahora y no antes. - Qué esperan de nosotros -o de la asociación, centro, etc.-. - Otras preguntas específicas -explorar la codependencia-.
- ACOGER:
- Resumir lo que se ha entendido -respecto al problema y el motivo de demanda-. - Informar de lo que sí se puede hacer -reformular la demanda-. - Invitar a un plan de acción, explicando el propósito principal. - Proponer cambios. - Corregir errores manifiestos de la actuación familiar. - Abrir el contacto.
- SUGERIR:
- Depende del momento del proceso de adición por el que esté atravesando el hijo.
Es
aquel que se produce fuera de la familia y que puede estar dirigido al
niño en concreto o a la infancia en general. En este segundo tipo las
manifestaciones son mucho más difusas. Martínez Roig y de Paúl lo
definen como «cualquier legislación, programa, procedimiento, actuación u
omisión procedente de los poderes públicos o derivada de la actuación
individual del profesional o funcionario, que conlleva abuso,
negligencia, detrimento de la salud, seguridad, bienestar emocional y
físico o que viola los derechos básicos del niño».
Son
aquellas situaciones de maltrato o de trato inadecuado que se producen
fuera del ámbito familiar por parte de profesionales. Pueden producirse
tanto en instituciones dedicadas al cuidado del menor como en el ámbito
escolar, sanitario, medios de comunicación o instituciones jurídicas o
sociales:
- Instituciones:
Actos de comisión o de omisión, y condiciones o acciones permitidas en
el contexto de organizaciones, sistemas de protección del menor y
programas llevados a cabo en centros, que violan los objetivos del
cuidado institucional del menor, con amenaza para su correcto
desarrollo. Profesionales con falta de preparación, exceso de trabajo,
poca ética, programas de la institución que no cumplan con los niveles
mínimos de calidad, un sistema de protección infantil que no garantiza
la seguridad...
- Sistema educativo: Desigualdad de
oportunidades, obstaculización del desarrollo normal, discriminación,
permisividad excesiva o extrema...
- Sistema sanitario: Negligencias, deficiencias en la selección de personal adecuado...
- Medios de comunicación: Debido a
su gran influencia repercute en nuestros pensamientos, opiniones,
actitudes... Muchas veces reflejan una realidad desvirtuada con las
consecuencias negativas que eso conlleva.
- Sistema judicial: No responder a
características concretas del niño, aplicación de leyes que poco
favorecen al menor, situaciones de no respeto a los derechos del
menor...
- Social: Acciones voluntarias que
atetan contra los derechos humanos. Los menores son obligados a
trabajar, a mendigar, objeto de abusos...
Estos dos términos se confunden y se usan indistintamente como si fueran sinónimos pero realmente tienen matices distintos:
La pedofilia o paidofilia sería
un trastorno sexual y de la identidad sexual incluida en las
parafilias. Las parafillias se caracterizan por impulsos sexuales
intensos y recurrentes, fantasías o comportamientos que implican
objetos, situaciones, actividades poco habituales. Este trastorno
producen malestar y deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes para la actividad de esa persona. Se incluyen en las
parafilias el exhibicionismo, fetichismo, pedofilia, masoquismo sexual,
sadismo sexual, voyeurismo...
La pedofilia supone
actividades sexuales con niños prepúberes o simple atracción erótica o
sexual (generalmente menores de 13 años). El individuo con este
trastorno debe tener 16 años o más y ha de ser por lo menos 5 años mayor
que el niño. Declara sentirse atraído por los niños, decatándose por
uno o ambos sexos. Los que se sienten atraídos por niñas generalmente
las prefieren entre 8 y 10 años (suele ser lo más común) y los que se
sienten atraídos por niños los desean algo mayores. Utilizan a los niños
según sus impulsos. Sus actividades pueden ir desde desnudarlos,
observarlos, exponerlos frente a ellos, masturbarse en su presencia...
hasta acariciarlos, tocarlos, efectuarles felaciones, penetración
vaginal, anal, introducirles objetos... Estas actividades se explican
comúnmente con excusas o racionalizaciones de que «pueden tener valor educativo para el niño», «el niño también obtiene placer»...
El pederasta sería el hombre que comete pederastia, que consiste en abusos sexuales deshonestos con los niños.
Los pedófilos y los pederastas actúan de distintas formas para conseguir lo que quieren:
- En salas de juegos o recreativos, donde eligen al menor e intentan ganarse su confianza invitándole a una partida. - En zonas marginales, donde buscan niños desatendidos o con carencias y les ofrece un trabajo. - En la salida del colegio y parques, haciéndose pasar por un familiar u optando por el secuestro. - En discotecas, captándolos utilizando a otros menores como «gancho». -
A través de Internet se introducen en los canales de conversación o
«chats», y haciéndose pasar por niños en busca de amigos, conciertan una
cita. - A través de revistas donde se publican secciones para intercambiar correspondencia. - En superficies comerciales, aprovechando un despido de sus familiares lo llevan al servicio y lo cambian de ropa. - Dentro del hogar no hay que olvidar que también se cometen abusos sexuales.
Aunque
no existe un perfil exacto se puede hacer una aproximación de alguna de
las características de los ya detenidos por este motivo: Se trataría de
varones que superan los 35 años de edad, con profesiones cualificadas,
que buscan trabajos o actividades que les permitan estar en contacto con
niños, tienen una familia a su cargo y su nivel social es medio alto.
No reconocen los hechos ni asumen su responsabilidad, no suelen tener
antecedentes penales y su nivel de reincidencia es altísimo.
Por qué lo hacen?:
Pueden
existir muchos factores: No son capaces de controlar su conducta, falta
de control de impulsos, falta de habilidades y valores sociales para
resolver sus necesidades sexuales con otros adultos, retraídos, no saben
seducir...
Los investigadores Groth y Birnbaum propusieron una tipología de agresores:
*
El primero y más numeroso esta formado por agresores que usan el
engaño, la persuasión o presión psicológica para conseguir que los niños
acepten las conductas que le propone. No usan la violencia sino que se
basan en la autoridad de adultos, padres, maestros... Se incluirían: - Los pedófilos: Sujetos inmaduros que no son capaces de adoptar pautas de comportamiento sexual adulto. -
Adultos que mantienen relaciones sexuales con otros adultos: Llevan una
vida sexual aparentemente normal, pero que en determinadas
circunstancias abusan sexualmente de menores. Entre estas circunstancias
se encuentran conflictos maritales, la insatisfacción sexual, la baja
autoestima, abusos de drogas...
*
El segundo grupo está integrado por los que usan la violencia o
diferentes formas de agresión. Su deseo no está orientado exclusivamente
en niños pero son más fáciles de dominar sin riesgos para el agresor:
- Se sienten angustiados por otros motivos y desplazan sus sentimientos buscando compensaciones. - Disfrutan usando el poder. - Disfrutan cuando la actividad sexual va acompañada del sufrimiento del niño.
La
mutilación genital femenina (MGF) es una práctica denominada por
algunos como «circuncisión» o «excesión», típica de la cultura islámica
en la población musulmana. Consiste en la extirpación o corte de parte o
partes de los genitales externos de las mujeres. Se emplean diferentes
términos para nombrarla:
- Circuncisión femenina:
Es el más antiguo, pero tiene el inconveniente de que resalta las
escasas semejanzas con su homónima masculina y oculta las múltiples
diferencias que la hacen mucho más rechazable. - Ablación:
(extirpación o separación de alguna parte del cuerpo) y excisión
(corte) son términos neutros que hacen referencia al procedimiento
empleado. - Mutilación genital femenina: Es
un término cargado de denotación negativa, que indica que es algo
rechazable. Tiene el inconveniente de ser poco aceptable para empezar el
diálogo con las personas implicadas.
Las modalidades más usuales son:
- Circuncisión: Eliminación del prepucio del clítoris, generalmente acompañada de extirpación parcial o total del clítoris (clitoridectomía). - Una forma de excisión: Extirpación total o parcial del prepucio, del clítoris y de los labios menores dejando los labios mayores intactos. - Excisión del clítoris y
los labios mayores y menores y sutura de ambos lados de la vulva. Se
deja un pequeño orificio que permite la salida de la orina y la sangre
menstrual (infibulación).
En algunos países se producen
mutilaciones masivas. Esta agresión está muy extendida en África y Asia.
Entre sus consecuencias están:
-
Pérdida del deseo y el placer sexual, no sólo por cuestiones
fisiológicas (no es cierto que la pérdida de un órgano o de parte de él
suprima el deseo) sino porque precisamente su objetivo es hacer mujeres
sin sexualidad propia. - Dolor en el coito. - Infecciones pélvicas con esterilidad. - Mortalidad materno-fetal por dificultad en los partos debida a la infibulación. - Muerte por hemorragia al hacer la ablación sin medidas sanitarias.
En
cualquier caso la ablación es una agresión que tiene graves
consecuencias físicas y psicológicas y forma parte de los mecanismos de
opresión de las mujeres, ya que está destinada a controlar la sexualidad
de las mujeres y a veces a aumentar el placer de los hombres a costa de
ellas.
Algunos tópicos erróneos o discutibles:
-
La ablación es una costumbre musulmana: La ablación se practica en
algunos países africanos, bastantes de ellos de mayoría musulmana. Pero
la gran mayoría de pueblos musulmanes del mundo no la practican y en los
países en que se realiza también la practican minorías no musulmanas.
En el Corán no se menciona, no siendo por tanto una práctica musulmana e
incluso se han descubierto momias mutiladas que datan de antes de la
aparición del Islam, aunque en los países donde están extendido es
considerado como una parte del Islam.
En
los hadith (dichos que la tradición atribuye al Profeta) se encuentra
uno que lo recomienda como caridad y otro que recomienda «hacerlo sin
quitar mucho, de la manera que resulte mejor para la mujer y para el
marido», pero son débiles y dudosos.
Mantener
el tópico que considera la ablación una práctica islámica refuerza los
prejuicios antiislámicos y el racismo asociado a ellos a la vez que
obstaculiza la eliminación de la ablación reforzando la posición de
quienes mantienen que es un deber para las musulmanas.
-
La ablación se eliminará con medidas jurídico-penales: Como otras
manifestaciones del sexismo, la ablación es condenable y se debe buscar
su desaparición. Pero la condena o la intervención desde fuera de las
comunidades que la realizan se ha demostrado ineficaz e incluso
contraproducente. En los países donde la ablación es tradicional la
prohibición de la ablación por los estados tiene un valor moral
importante. Por otra parte en los países europeos y en concreto en
España, donde es una práctica reciente y minoritaria, está penalizada
como ataque a la integridad física dentro del Código Penal, que es
válido para todos los miembros de la sociedad, independientemente de
cual sea su lugar de origen.
Pero
la persecución no es suficiente para eliminar la ablación. Lo más
importante es el debate, la educación y el convencimiento, ya que sin
ello seguirá siendo una práctica clandestina y apartará más a las
mujeres y niñas circuncidadas del resto de la sociedad en el sistema
sanitario, colegios...