jueves, 12 de abril de 2012

Voluntariado en Hospitales

Las labores que realizan los voluntarios cubren una gran variedad de necesidades del enfermo y los beneficios que se desprende de esta colaboración no solo repercuten positivamente en el paciente, sino también en el propio voluntario, la familia del enfermo, el personal sanitario, el hospital e incluso en la sociedad. La atención sanitaria no se centra únicamente en los aspectos somáticos sino que también se contemplan los aspectos psicológicos y sociales del paciente. Partiendo de esta concepción, el trabajo interdisciplinar entre médicos, enfermeras, psicólogos, educadores y otros profesionales de la salud se convierte en imprescindible.

En  este contexto de trabajo interdisciplinario, hay que resaltar la importancia de encajar una nueva pieza, una nueva figura: el voluntario hospitalario. Su labor tiene como objetivos complementar las tareas llevadas a cabo por los profesionales de la salud y atender a las que éstos no pueden realizar. Es decir, llevar a cabo las tareas que no son competencia de los profesionales de la salud, pero que son imprescindibles si queremos lograr la calidad asistencial que pretendemos.

Las tareas que pueden llevar a cabo los voluntarios en el hospital son múltiples. La tarea que se realiza con más frecuencia es el acompañamiento al enfermo. Concretamente, el 83 % de las asociaciones llevan a cabo esta tarea. Acompañar al enfermo significa estar a su lado, escucharle, distraerlo...

La segunda tarea que se realiza  con más frecuencia es la orientación al enfermo (aconsejarle, dirigirlo a diferentes profesionales,...).

En orden de frecuencia, las tareas de ayuda en: cuestiones prácticas (recados, gestiones, etc.) y relación personal sanitario-paciente (actuar de  puente entre enfermeras y médicos, y paciente) ocupan el tercer  y cuarto  lugar respectivamente.

Un 35 % de las asociaciones afirma realizar las tareas consistentes en ayudar en necesidades (aseo, alimentación, etc.) y actividades lúdicas (juegos, fiestas, etc.).

Las tareas menos frecuentes son:

- Acompañamiento a la familia (estar con ella en momentos clave de la hospitalización, acompañamiento del duelo, etc.).
-    Trámites burocráticos (ayudarle en las gestiones que comporta la hospitalización: el ingreso, darse de alta, etc.).
- Mejora de espacios (decoración de las habitaciones o lugares donde se llevan a cabo actividades lúdicas).
- Refuerzo escolar.


Educacion sexual. Conductas de riesgo en sexualidad

Entre las principales causas de mortalidad, enfermedad e invalidez de conductas de riesgo que comienzan en la juventud podrían incluirse el consumo de bebidas alcohólicas y otras drogas y la conducta sexual que conduce al embarazo precoz y enfermedades de transmisión sexual:

- Embarazo en adolescentes: Uno de los problemas más comunes que afecta a adolescentes jóvenes es el embarazo no deseado. Se considera un embarazo precoz porque sucede antes de que la mujer concluya su madurez biológica, sicológica y su formación educacional. El embarazo irrumpe en la vida de las adolescentes en momentos en que todavía no alcanzan la madurez física y mental.

Ruoti (M, Ruoti A, et al.: Sexualidad y embarazo en adolescentes. Instituto de Investigaciones de Ciencias de Salud. Paraguay: Universidad de Asunción, 1992.) plantea que el embarazo en cualquier edad constituye un hecho biopsicosocial muy importante, pero la adolescencia conlleva a una serie de situaciones que pueden atentar tanto contra la salud de la madre como la del hijo, y constituirse en un problema de salud, que no debe ser considerado solamente en términos del presente, sino del futuro, por las complicaciones que acarrea.

Es frecuente que estos embarazos se presenten como una situación no deseada o no planificada, producto de una relación débil de pareja, lo que determina una actitud de rechazo y ocultamiento de su condición, por temor a la reacción del grupo familiar.

El embarazo supone siempre una ruptura con su vida habitual y puede enfrentarlas a un matrimonio obligado, a un aborto, a una adopción o a sumirse en una mayor dependencia familiar.

La causa mas importante es la falta de educación sexual. Muchos adolescentes llegan a esa edad sin información sobre las funciones sexuales, la relación entre los sexos y cómo se previene un embarazo no deseado. Pero no solo es necesario información sino valores sobre sexo, la pareja...

En los hogares no se adopta una actitud abierta y comprensiva con respecto al sexo. Muchos padres, dominados por mitos y temores, rehúsan la responsabilidad de formar a sus hijos en el tema del sexo, Los jóvenes buscan información en otras fuentes, sobre todo entre los amigos o en lecturas poco serias y nada orientadoras. La escuela y la familia hacen muy poco por la educación sexual de los niños y adolescentes. Se le suma la sobrevaloración del sexo que existe en la cultura actual.

Las condiciones actuales favorecen las tempranas relaciones sexuales. Crecen rodeados de una cultura donde la televisión, el cine, la música, la publicidad y los lugares de encuentro y diversión se pueblan de mensajes en los cuales las relaciones sexuales son comunes, aceptadas y esperables. La información sobre los métodos anticonceptivos a los que pueden recurrir es escasa y muchas veces errónea. El creciente uso de alcohol y drogas desde edades cada vez mas tempranas también hace su aporte negativo. Los adolescentes, bajo los efectos de esas sustancias, están en peores condiciones para prevenir el embarazo.


Delincuencia Juvenil

Definir lo que constituye la delincuencia juvenil resulta ciertamente problemático. Mientras en algunos países la delincuencia juvenil es una calificación que se obtiene de aplicar definiciones del Código Penal cuando esas infracciones son cometidas por menores de edad; en otros, la delincuencia juvenil incluye una gran variedad de actos en adición a los que se encuentran enumerados en sus leyes de fondo. De tal suerte, las figuras estadísticas de ciertos países se encuentran artificialmente abultadas en lo que respecta a la delincuencia juvenil, mientras que en otros no reflejan esas figuras, sino un limitado número de conductas desviadas.



La cuestión sobre el concepto de delincuencia juvenil nos obliga, ante todo, a esclarecer dos conceptos: delincuencia y juvenil.

Siempre se ha considerado que la delincuencia es un fenómeno específico y agudo de desviación e inadaptación. En este sentido, se ha dicho que «delincuencia es la conducta resultante del fracaso del individuo en adaptarse a las demandas de la sociedad en que vive», definición que realmente significa todo y nada, en cuanto cabe preguntarse si se refiere a todas las demandas o a unas cuantas, y a cuáles, y si realmente puede esperarse que toda persona, sea menor o adulta, se adapte sin más a las demandas de una sociedad determinada.

Pese a que por influjo de la escuela clásica del Derecho penal y el positivismo psicobiológico, ha sido frecuente considerar el fenómeno de la delincuencia como una realidad exclusivamente individual; sin embargo, actualmente la mayoría de los criminólogos afirman que la delincuencia es un fenómeno estrechamente vinculado a cada tipo de sociedad y es un reflejo de las principales características de la misma, por lo que si se quiere comprender el fenómeno de la delincuencia resulta imprescindible conocer los fundamentos básicos de cada clase de sociedad, con sus funciones y disfunciones.

Teniendo en cuenta lo que hemos expuesto, podemos citar a Herrero Herrero, quien define la delincuencia como el fenómeno social constituido por el conjunto de las infracciones, contra las normas fundamentales de convivencia, producidas en un tiempo y lugar determinados.

Visto el concepto de delincuencia, resulta necesario delimitar el adjetivo de juvenil, es decir, ¿cuándo la delincuencia es juvenil?. Hay personas que no han alcanzado aún la mayoría de edad (evidentemente penal), pero no en todos los países coincide la mayoría de edad penal con la mayoría de edad política y civil, y ello supone una frontera o barrera temporal que tanto la conciencia social como la legal han fijado para marcar el tránsito desde el mundo de los menores al mundo de los adultos.

Para Herrero Herrero, el término delincuencia juvenil es un concepto eminentemente socio-histórico. Y en este sentido, Garrido Genovés define al delincuente juvenil como una figura cultural, porque su definición y tratamiento legal responde a distintos factores en distintas naciones, reflejando una mezcla de conceptos psicológicos y legales. Técnicamente, el delincuente juvenil es aquella persona que no posee la mayoría de edad penal y que comete un hecho que está castigado por las leyes.

En definitiva, y teniendo en cuenta todo lo dicho, podemos definir la delincuencia juvenil en España como el fenómeno social constituido por el conjunto de las infracciones penales cometidas por los mayores de 14 años y menores de 18.

Sentado el concepto de delincuencia juvenil, debemos diferenciarlo de otros conceptos próximos o afines, fundamentalmente de aquellos que tienen un terreno común con la delincuencia y que se prestan con frecuencia a la confusión, como es la noción de conflicto social, entendido como la lucha por los valores y por el status, el poder y los recursos escasos, en cuyo proceso las partes enfrentadas optan por anular, dañar o eliminar a sus contrarios. Tales conceptos son los de desviación, marginación y anomia.

Se define la desviación como el comportamiento o conducta que viola el código normativo observado por un grupo y que éste espera sea cumplido por el individuo, que ahora se convierte en sujeto activo de la citada trasgresión. Todo ello es fruto de la rotura, por parte de este individuo, con el sistema establecido.

La marginación social puede ser entendida como la situación psicosocial en la que se ve envuelta una persona en virtud de la insuficiencia de recursos, la precariedad o total ausencia de status social y la exclusión total o parcial de las formas de vida mínimamente próximas a las del modelo prevalente en la comunidad.

La marginación no puede confundirse con situación delincuencial, aunque sí es cierto que con gran frecuencia conduce a ella.

La anomia, que etimológicamente significa sin ley, es en realidad un caso específico de desviación, porque los comportamientos disconformes tiene origen, en muchas ocasiones, en un contexto anómico. Es una situación que puede surgir en periodos de rápida transformación social y política en los que resulta difícil saber qué pautas o normas sociales y jurídicas deber ser seguidas .Dentro de este ámbito de anomia debe incluirse también la situación de la persona que vive a caballo entre dos o más culturas diferentes, siguiendo unas veces las pautas de una y otras, como es el caso de las minorías étnicas -gitanos, etc.-. Ese alejamiento les hace propicios al reclutamiento por parte de los responsables de la delincuencia organizada, que les escogen para llevar a cabo actuaciones simples pero de gran riesgo, como el transporte de drogas en su propio cuerpo.

Debemos citar que también nos encontramos con menores delincuentes que presentan rasgos de personalidad estadísticamente normales o próximos a la normalidad. Son aquellos afectados por situaciones disfuncionales que no perturban de manera especialmente anormal ni la conciencia, ni la capacidad espontánea de decisión, ni la emotividad o afectividad. Esta sería la categoría que englobaría a la mayor parte de los menores delincuentes, entre los que podemos incluir, sin ánimo exhaustivo, los siguientes:

-    Aquellos que llevan a cabo simples actos de vandalismo, ataques al mobiliario urbano, etc., como consecuencia de las perturbaciones psicobiológicas que producen la preadolescencia y la adolescencia por motivos de desarrollo y cambio.
- Los que cometen pequeños hurtos, robos o fraudes por motivos de autoafirmación personal frente a compañeros, creyendo suscitar en ellos admiración.
-    Los que cometen delitos contra el patrimonio o la indemnidad sexual por puro placer, siendo incapaces de resistir a sus estímulos seductores.
-    Los que delinquen para satisfacer meras apetencias consumistas.




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Animacion Geriatrica


OBJETIVOS DE LA ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL EN RESIDENCIAS

Los objetivos de la ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL en residencias son:

- Organizar las condiciones necesarias para el desarrollo personal y colectivo.
- Fomentar la solidaridad y el compañerismo a través de la comunicación y el trabajo grupal.
- Sensibilizar sobre la importancia de utilizar educativamente el ocio y tiempo libre.
- Buscar la participación en la gestión de la residencia y en la planificación y
desarrollo de actividades.
- Implicar a los residentes en actividades comunitarias.
- Optimizar la dinámica grupal.
- Diseño y desarrollo de actividades recreativas y culturales que potencien la solidaridad y cooperación.
- Compensar carencias y desigualdades culturales.
- Trabajar para el crecimiento de la autoestima de los ancianos, sobre todo, apoyando en las dificultades socioculturales que implican el cambio de situación desde la vida laboral a la jubilación.
- Crear un buen clima de intercambio de experiencias.

La Animación Sociocultural en residencias no es fácil, las personas internadas en ellas tienen una baja autoestima y sólo parecen interesarse por los juegos recreativos en los que participa una pareja o un grupo reducido de personas: dominó, cartas, ajedrez, damas, etc. A esta situación unimos que muchas residencias no tienen una adecuada infraestructura para desarrollar actividades socioculturales en ellas. Están más preparadas para la llegada de la muerte que para la vida cultural. Otro inconveniente es que, normalmente, los ancianos de residencias prefieren tenerlo todo planificado «desde arriba», con lo que se puede complicar la participación en la gestión y planificación de actividades... En cualquier caso, y a pesar de estas actividades, la Animación está precisamente para que las dificultades apuntadas dejen de serlo. Con estas actividades, no se buscan resultados cuantitativos, sino cualificar a quien realice las actividades. Por ello, quizá más que la actividad en sí, interesa las técnicas de animación y trabajo grupal que utilicemos (Escarbajal de Haro, A., Martínez de Miguel López, S. , 2003).


Animacion Geriátrica

De los programas dirigidos a las personas mayores, la propuesta que parece tener más adeptos es la que quiere organizar toda una red comunitaria de servicios, asistencia, cultura, etc., a través de animadores socioculturales y entroncada directamente con las características del lugar.

El animador puede establecer planes concretos de desarrollo comunitario dirigidos a la Tercera Edad por varios motivos, pero, sobre todo, porque ese colectivo tiene mucho tiempo libre y seguramente ganas de utilizarlo constructivamente y, en segundo lugar, porque les permitirá seguir en contacto con las personas de su entorno comunitario, seguir siendo parte de la sociedad (Passanante, 1983).

No olvida tampoco esta autora el apoyo y la orientación que deben prestar, en este sentido, los medios de comunicación social, fundamentalmente para poder hacer realidad un tipo de educación a distancia que en lugares concretos son tan necesarios.

Diversos autores han puesto de manifiesto que la calidad de la «Tercera Edad» dependerá, en gran medida, de la preparación educativa para asumirla, así como para continuar en ella actividades que potencien el desarrollo de la personalidad (Moreno, 1988). Por tanto, parece que la finalidad general es doble: por una parte, propiciar la participación de las personas de edad en los diversos organismos e instituciones sociales, a fin de aumentar los procesos de democratización de la sociedad al evitar las exclusiones que impone la jubilación, y, por otra parte, acrecentar las posibilidades de desarrollo personal y cultural de los componentes de este colectivo (March y Orte, 1995).






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Tercera Edad. Programas de Animacion Sociocultural



Para realizar un programa la forma más sencilla de especificar todas las variables que tenemos que tener en cuenta es planteárnoslo como una serie de preguntas: 

¿PARA QUÉ?: planteamiento del contexto y del problema.
¿A QUIEN?: personas implicadas como destinatarios.
¿POR QUIEN?: personas implicadas como responsables.
¿DÓNDE?: lugares y espacios en donde se realizan las actividades.
¿CUANDO?: cuadro temporal en el que se realizará (usualmente en el tiempo libre de los destinatarios.
¿EL QUÉ?: actividades especificas a llevar a cabo.
¿CÓMO?: técnicas a usar.
¿CON QUÉ?: medios e instrumentos con los que contamos.

- Los programas de animación sociocultural requieren para su diseño y desarrollo la convergencia y coordinación de tres elementos factores o dimensiones principales: el teórico, el procedimental y el técnico, o expresado en términos coloquiales, los aspectos referidos al «qué», al «cómo» y al «con qué».
- En el elemento teórico- ideológico, estudiado en la primera parte, encuentra el programa de animación sociocultural las señas de identidad conceptuales. Estas señas de identidad, junto con el análisis de la realidad social o poblacional en la que el programa se va a llevar a cabo, configuran la naturaleza del mismo.
- El animador enfrentado a la tarea de planificar programas de animación sociocultural dispone en la primera parte de elementos documentales y de análisis para delimitar el «qué», el «por qué» y el «para qué» del programa. En suma el instrumento teórico en el que fundamentar su diseño.
- En la segunda parte hemos respondido «al cómo diseñar los programas de animación sociocultural». Problemas referidos no solo al cómo, si no también al cuánto, dónde, cuándo, a quienes y quiénes están incluidos en ese «cómo diseñar los programas de animación sociocultural».
- El objetivo de la tercera es abordar los problemas referidos al «con qué». La abundancia de publicaciones existentes en el mercado sobre este objetivo constituye un fondo muy amplio y a veces contradictorio. Este fondo ofrece una gran variedad de instrumentos metodológico y didácticos, así como recopilaciones de técnicas.
- Ante esta abundancia plural y multicolor de recursos tecnológicos y técnicos para desarrollar los programas de animación sociocultural, el animador necesita disponer de pautas y guías que orienten la selección y aplicación de la metodología o técnica mas adecuada a cada programa.






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Recursos en Drogodependencias


Drogodependencias. Recursos

LOS ANTAGONISTAS
Los antagonistas de la heroína -como la naltrexona, que es una substancia que cuando se toma impide que la heroína produzca sus efectos durante 24-48 horas. Sólo valen como apoyo en ciertas ocasiones y en el contexto de programas terapéuticos completos. La naltrexona por sí misma no soluciona nada.

CENTROS AMBULATORIOS (CAD)
Son centros dotados de profesionales de la salud donde se prestan servicios de atención ambulatoria a drogodependientes, familiares y amigos. Previa evaluación de los CAD se puede acceder a otros servicios -Centros de Día, Comunidades Terapéuticas, Unidades Hospitalarias, etc.-

UNIDADES HOSPITALARIAS DE DESINTOXICACIÓN
Son recursos médicos-asistenciales que prestan servicios de desintoxicación física, de orientación hacia la deshabituación y de educación sanitaria.

CENTROS DE DÍA
Son centros terapéuticos destinados a drogodependientes que han pasado la desintoxicación física, donde se ofrecen talleres ocupacionales y algún tipo de formación con el fin de que se reinserten en la sociedad.

COMUNIDADES TERAPÉUTICAS
Surgieron en USA a finales de los años 50. Su objetivo es la reestructuración completa de la personalidad del sujeto, utilizando técnicas de refuerzo positivo de las conductas deseadas mediante ascensos en la escala social, psicoterapia individual y de grupo, relajación, deporte, actividades realizadas en talleres, participación en tareas cotidianas, etc.

Las Comunidades Terapéuticas tienen sentido entendidas como un elemento más dentro de un proceso más amplio, que incluye al menos una fase previa de acogida y una posterior de reinserción social.
Las Comunidades Terapéuticas son muy distintas entre sí -públicas, subvencionadas, dependientes de alguna iglesia...-. Unas valen para unas situaciones y otras para otras, aunque no son un remedio único y milagroso al que hay que acudir automáticamente ante cualquier demanda de atención, pues habrá que valorar cada caso concreto.

FAMILIAS DE ACOGIDA
Son utilizadas por algunos programas como la principal técnica en la rehabilitación de toxicómanos. Su objetivo se basa en que el toxicómano es un enfermo de la relación y de la no comunicación. El esfuerzo va dirigido a sacarle de su soledad para permitirle establecer nuevas relaciones humanas. Es un recurso casi inexistente en España.

GRUPOS DE AUTOAYUDA
Por su importancia destaca el grupo denominado «Alcohólicos Anónimos». Se inició en 1935 en USA al reunirse ex-alcohólicos, entre los que se encontraba un médico, para resolver su problema de alcoholismo.
Se basa en el principio de que es entre los afectados en donde hay que encontrar la solución. Es un drogodependiente quien ayuda a otro a resolver su problema, con lo que se consigue que se ayude también a sí mismo.

La técnica de «brainstorming» es utilizada para romper prejuicios. El drogodependiente tiene la oportunidad de aprender de personas que en un principio tenían su mismo problema, haciendo que disminuya el sentimiento de culpabilidad y el de desamparo. Consiste en estimular a los miembros del grupo a que propongan alternativas a un problema planteado, partiendo de las siguientes reglas básicas:

1. Suspender los juicios sobre las propuestas: considerar todas las ideas por absurdas que parezcan.
2. Buscar la cantidad, no la calidad.
3. Dejar vagar la imaginación, las ideas más obvias nos ofrecerán seguramente la solución más adecuada.
4. Trabajar sobre las ideas de los demás. Utilizar las ideas escritas en busca de nuevas asociaciones. Añadir nuevos elementos y ampliar esas ideas iniciales.

INCORPORACIÓN SOCIAL
La medida del resultado positivo en un proceso de tratamiento de un drogodependiente es la plena incorporación social, una vez superadas ya las fases de desintoxicación y deshabituación, ejercerciendo alguna ocupación, mejorando sus capacidades relacionales y estabilizando y normalizando su vida.
Para algunos, la reinserción significa sólo el mantenimiento de la abstemia; mientras que para otros es la normalización del sujeto dentro del contexto social: que tenga trabajo, vivienda, ingresos suficientes, no delinca y que recupere los estudios y el tiempo perdido. Las recaídas suelen atribuirse a esta falta de recursos sociales.

Algunos profesionales piensan que la reinserción es básicamente la adquisición de hábitos y mecanismos de defensa que permitan mantener la abstemia, y que las demandas de otros recursos sociales implican una serie de inseguridades que presagian la recaída, por lo que no es conveniente establecer expectativas en relación a las mismas.


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Drogodependencias. Momentos para la intervencion


Drogodependencias. Intervencion

MOMENTOS PARA LA INTERVENCIÓN

Existen seis momentos en los que la familia puede y debe intervenir ante un caso de drogodependencia en su seno; esto es:
1. Cuando existe sospecha de abuso.
2. Cuando existe certeza de abuso.
3. Cuando tiene un hijo dispuesto a dejar el consumo.
4. Cuando tiene un hijo en tratamiento.
5. Cuando tiene un hijo abstinente sin tratamiento -por abandono-.
6. Cuando tiene un hijo que ha finalizado un tratamiento con éxito.    

Los Educadores deben orientar a la familia en esos momentos, desdramatizando, acogiendo, escuchando, apoyando, etc. Para ello serán útiles las habilidades, informaciones y sugerencias que damos a continuación.


Manejo de la acogida

- SABER ESCUCHAR:

La habilidad de escuchar bien, con comprensión y cuidado, es uno de los comportamientos más difíciles de encontrar. Por medio de esta habilidad nos hacemos conscientes de lo que la otra persona está diciendo y de lo que está intentando comunicarnos. A través de ella «damos información a nuestro interlocutor» de que estamos recibiendo lo que nos dice.

Escuchar bien implica estar psicológicamente disponibles y atentos a los mensajes de nuestro interlocutor. Esto es un componente importante de la habilidad, pues muchas personas parece que escuchan aunque en realidad están distraídas y van unos pasos por delante de nosotros: están ocupadas con lo que van a decir y les pasan desapercibidas muchas cosas importantes como el estado emocional del interlocutor, el deseo y la impaciencia que muestra por transmitir aquello que estaba diciendo.

Es importante saber escuchar activamente porque:

- Te conviertes en una persona significativa y digna de confianza. Las personas compartimos nuestras confidencias y pedimos consejos a nuestros amigos. Y la amistad es un sentimiento que se va urgiendo progresivamente a través de la habilidad de escuchar.
- Porque la persona que se siente escuchada se reconoce aceptada como persona, se siente a gusto con el interlocutor y llega a tener más claridad acerca de lo que pasa por su mente.
- Porque estás dando información a tu interlocutor de que le estás escuchando y le estimulas a continuar comunicándose con total libertad.
- Porque escuchar bien tiene la facultad de relajarnos y neutralizar algunas respuestas emocionales de irritación u hostilidad, nos informa de que estamos siendo entendidos, orienta al interlocutor a enviar mensajes más claros y precisos y ayuda a desarrollar una relación positiva con éste.
- Porque te puedes permitir llegar al fondo de los problemas que pueden atormentar a un niño o un joven. Éstos tienden a comunicar un problema solo a aquellas personas con las que se sienten escuchados.
- Porque ser escuchado cuidadosamente suele provocar un sentimiento sumamente recompensante en quien está hablando o contando un problema o confidencia que promueve afiliación y respeto hacia la escucha. La capacidad de influencia del Educador se incremente notablemente.
- Porque si escuchas es más probable que te escuchen.
- Porque neutraliza los conflictos y mejora el clima social.
- Porque muestras un modelo de habilidad interpersonal que va a ser observado y posiblemente imitado.


- CÓMO ESCUCHAR:

Veamos ahora cómo debemos escuchar:

1. Con disposición psicológica:
- Haciendo que nuestro interlocutor sea en ese momento lo más importante.
- Siendo ávidos de información: cuanta más información dispongamos mejor podremos conducirnos.

2. Observando a tu interlocutor para...
- Identificar el contenido de sus expresiones verbales.
- Identificar sus sentimientos.
- Identificar el momento en que nuestro interlocutor desea que hablemos y terminemos con nuestro papel de escuchar.

3. Con gestos y con el cuerpo:
- Asumiendo una postura activa.
- Manteniendo contacto visual.
- Adoptando expresión facial de «atención».
- Adoptando incentivos no verbales para el que habla: mover la cabeza, etc.
- Tomando notas si procede.
- Usando un tono y volumen de voz adecuados a la circunstancia.

4. Con palabras:
- Adoptando incentivos verbales para el que habla: «ya veo», «si, si», etc.
- Parafraseando o utilizando expresiones de resumen: «Si no te he entendido mal», etc.

5. Evitando hacer otras cosas mientras escuchamos:
- Sin interrumpir al que habla.
- Sin juzgar.
- No ofreciendo ayuda o soluciones prematuras.
- No rechazar lo que otra persona esté sintiendo. Por ejemplo «no te preocupes», «calma», etc.
- No contar «tu historia» mientras la otra persona necesite hablarte.
- No contraargumentar. Por ejemplo: cuando la otra persona dice «me siento mal» y tú respondes «y yo también».
- Evitar el «síndrome del experto»: Cuando alguien te plantea un problema, tú ya tienes las respuestas, antes incluso de que esa persona esté a la mitad de su exposición.


- CUÁNDO ESCUCHAR:

Más importante que saber escuchar es saber cuándo hay que escuchar, porque escuchar indiscriminadamente puede tener algunos inconvenientes. Si una persona «habla por los codos» y deseamos que hable menos no estaría indicado escucharla sistemáticamente. Si una persona «se queja hasta lo indecible» y nosotros deseamos reducir este comportamiento tampoco estaría indicado escuchar sus quejas de modo sistemático. 

Hemos de recordar que escuchar tiene efectos recompensantes para quien nos habla y podemos inadvertidamente fomentar o fortalecer algunos comportamientos que deseamos reducir en nuestro interlocutor.

No obstante, sí parece que puede ser adecuado utilizar la habilidad de escuchar en las siguientes condiciones:

- Cuando captamos en una persona señales verbales y no verbales que muestran deseos de querer comunicarnos algo.
- Cuando deseamos motivar al interlocutor a que hable. Si uno desea que el otro hable más, uno ha de hablar menos y escuchar más.
- Preferentemente cuando deseemos conocer a alguien o identificar un problema.
- Cuando el interlocutor informa de algo que considera importante.
- Cuando deseamos neutralizar sentimientos y verbalizaciones agresivas en el interlocutor.
- Cuando deseamos calmar al interlocutor y promover una relación positiva.
- Cuando estamos comunicando o informando de algo a nuestro interlocutor nos interrumpe o muestra señales de querer hablar.

 
- SINTONIZAR:

Escuchar activamente las emociones y sentimientos de los demás es tratar de «meternos en su pellejo» y entender los motivos de los mismos. Es mostrar alegría con alegría. Y es mostrar que nos hacemos cargo del impacto que le produce un problema, de los apuros por los que está pasando, de la indefensión y de la tristeza por los fracasos, de la hostilidad, el rechazo o el escepticismo. Es escuchar los sentimientos de nuestro interlocutor e informarle que «nos hacemos cargo» de los mismos. «Meterse en su pellejo» sin embargo, no significa convertirte en un «colega», ni aceptar, ni estar de acuerdo con la posición de tu interlocutor. Es, sencillamente, reconocer los sentimientos del interlocutor.

Cuando escuchas activamente las emociones y los sentimientos:

- Te conviertes en una persona significativa y digna de confianza escuchando sus emociones y haciéndoles ver que alguien se preocupa de ellos.
- Ayudas a la persona que tienes delante a que se mantenga abierta a soluciones alternativas a un determinado problema. Escuchando las emociones negativas evitamos que el otro se «cierre en banda».
- Se reduce la hostilidad de tu interlocutor y se crea un clima más favorable para la comunicación y la solución de problemas.
- Ayudas a la persona que tienes delante a que se sienta mejor.
- Muestras un modelo de habilidad interpersonal que va a ser observado y posiblemente imitado.

Cómo sintonizamos:

1. Observando cómo se siente el interlocutor y escuchando lo que dice.
- Es con el cuerpo, la cara y los gestos, y no tanto con las palabras, como se transmiten los sentimientos.
- Observar con suma atención y cuidado si se desea identificar el sentimiento que te está transmitiendo tu interlocutor.

2. Con los gestos y con el cuerpo.
- Adoptando comportamientos no verbales semejantes a los del interlocutor.
- Manteniendo contacto visual y adoptando una expresión facial apropiada a los sentimientos que transmite tu interlocutor.

3. Con las palabras.
- Pronunciando una expresión de empatía: «Me hago cargo», «Te estoy escuchando y te noto preocupado...», «Entiendo que te sientas así»...

Cuándo sintonizamos:

- Cuando el interlocutor te está expresando un problema y está afectado por el mismo.
- Cuando el interlocutor muestra satisfacción u otra emoción positiva en los escenarios de comunicación.
- Cuando observas un cambio brusco de tu interlocutor en sus palabras o en sus gestos - comienza a llorar, detiene su conversación bruscamente, comienza a hablar más alto y de modo irritado, se levanta de la silla o golpea con el puño,...- que denota que está bajo los efectos de un sentimiento o emoción importante.
- Cuando percibes en tu interlocutor expresiones que denotan oposición, escepticismo, ironía u hostilidad.     


- PREGUNTAR:

- Cuándo comenzó el hijo/a a consumir.
- Cuándo se enteraron.
- Qué cosas han ido haciendo desde entonces y cómo han funcionado.
- En qué momento del proceso se encuentra el hijo actualmente.
- Por qué acuden a solicitar ayuda precisamente ahora y no antes.
- Qué esperan de nosotros -o de la asociación, centro, etc.-.
- Otras preguntas específicas -explorar la codependencia-.


- ACOGER:

- Resumir lo que se ha entendido -respecto al problema y el motivo de demanda-.
- Informar de lo que sí se puede hacer -reformular la demanda-.
- Invitar a un plan de acción, explicando el propósito principal.
- Proponer cambios.
- Corregir errores manifiestos de la actuación familiar.
- Abrir el contacto.


- SUGERIR:

- Depende del momento del proceso de adición por el que esté atravesando el hijo.





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